Fraudes en la
historia de la ciencia .
La clonación humana, hallazgos
arqueológicos y las vacunas han protagonizado algunos de los más grandes
engaños en la historia de la ciencia.
Fabricar
células madre
Una revolucionaria investigación sobre
células madre no era más que un fraude. El instituto de investigación japonés
Riken reconoció que un estudio, publicado en enero por la prestigiosa revista
“Nature”, contenía partes fraudulentas.
El estudio
describía un novedoso y sencillo método para obtener células madre a partir de
células adultas. Sin embargo, pronto diversos científicos comenzaron a
denunciar irregularidades en las imágenes que documentan el hallazgo y la
imposibilidad de replicar los experimentos.
Las vacunas y el autismo
En 1998, la prestigiosa revista “The
Lancet” publicó un estudio que acusaba a la vacuna trivírica -que protege
contra el sarampión, la rubéola y las paperas- de provocar en los niños la
aparición de autismo y malestares intestinales crónicos. La publicación causó
gran conmoción y sirvió de argumento para un creciente movimiento de padres en
contra de las vacunas.
Sin embargo, en
2004 el Colegio Médico Británico destapó el engaño: mientras la publicación
decía que nueve niños habían desarrollado autismo, en realidad sólo uno tenía
el diagnóstico. Detrás del montaje estaba el abogado Richard Barr, quien pagó a
científicos para producir evidencias falsas que le permitieran demandar a las
farmacéuticas que fabricaban la vacuna.
La falsa clonación humana
En 2005 el investigador coreano Hwanq Woo
Suk hizo un anuncio extraordinario: había logrado obtener células madre de
embriones humanos clonados. Sin embargo, los aplausos duraron poco. En enero de
2006, la Universidad de Seúl confirmó que el científico había falsificado los
resultados de sus experimentos y lo peor: nunca existieron las células madres
de embriones clonados.
El engaño causó una polémica de
proporciones, que llevó al gobierno de Corea del Sur a prohibir la
investigación con células madre embrionarias hasta marzo de 2007. Woo Suk fue
declarado culpable por la justicia de su país y condenado a dos años de cárcel.
El hombre de Piltdown: el eslabón perdido
Inglaterra, 1912: se descubren los restos
de un cráneo supuestamente humano pero con una mandíbula similar a la de un
simio. La noticia corrió y al poco tiempo se afirmó que se trataba del eslabón
perdido entre el mono y el hombre. La farsa duró 37 años, hasta que se
descubrió que en realidad se trataba de un cráneo medieval combinado con una
mandíbula de orangután, a la cual se le había limado los dientes para darles
una apariencia humana.
El responsable
del ardid habría sido el Dr. Charles Dawson, un aficionado a la
paleoantropología